don alfredo

No fue casual que la Fiesta de la Rosa que los socialistas catalanes celebran cada año se convirtiera el pasado 18 de septiembre en el acto fuerte de precampaña de Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, porque la empresa que tienen el 20-N es complicada y porque el objetivo que persiguen es común: Frenar la amenaza post-electoral de la ruptura PSOE-PSC.

No es mera retórica. Según ha podido constatar El Semanal Digital en fuentes socialistas, está muy extendido en Ferraz el temor al resurgir de la vieja aspiración del sector más soberanista del PSC de contar en el Congreso de los Diputados con un grupo parlamentario propio, al margen del PSOE. Ese anhelo puede recibir un impulso definitivo si se cumplen las previsiones en las urnas. En Cataluña podrían perderse entre diez y quince escaños de sus actuales 25 que a la postre fueron decisivos para investir presidente a José Luis Rodríguez Zapatero.

Para configurar la nueva dirección del socialismo catalán será esencial su resultado electoral. Si contiene en las generales la histórica debacle sufrida en las elecciones municipales del pasado 22 de mayo, el sector afín al PSOE podrá imponer su voluntad. Si no es así, el ala catalanista "promete dar quebraderos de cabeza", reconocen desde el cuartel general socialista en Madrid.